sábado, junio 27, 2009


Un vecino vende torta frita, 4 x 2 pesos.
Otro, un Fiat 147 con equipo de gas pero sin papeles.
El militante su mano de obra al mejor postor, la lista que gane siempre.
Mi representante, el tuyo, su alma para estar una vez más en el Senado, donde convertirá en realidad nuestras peores pesadillas.
Vendo, vendo, vendo.
“Si vendo mi alma quien la comprará” canta Charly García. Palito Ortega, creo.
Vaivén comercial de derecha a izquierda y vuelta a la derecha, siempre.
Un poco de espíritu para los insatisfechos de siempre, pero que no cueste mucho.
El compromiso se puede eludir una vez más. Después nos quejamos.
“It’s a wonderful World” canta Louis Armstrong mientras en la tv un programa de imitadores hace comportar a candidatos electorales como monos. Todos lo miramos.
Y yo que vendo?
Pasajes para la montaña rusa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo tiene un precio.

Altos costos y mucha mediocridad.

Da ganas te largar todo.

Tus obras son muy buenas.Exitos,los que tu quieras.

Graciela Bello dijo...

Yo no quiero vender mi alma al diablo.
Quisiera vender más obras, pero este año parece que el arte seguirá en el freezer.
Muy bueno tu trabajo.