viernes, julio 13, 2007



Gracias, no me arrepiento
Tiempo de cosecha en este invierno tan frío del sur del mundo.
Anoche, 12 de Julio, asistí al inicio del Festival de Teatro Humor, donde los grupos organizadores Uppa y Metamorfosis (excelentes gestores!!!) hacían un reconocimiento/homenaje al Grupo de Teatro Del Galpón, del cual fui integrante durante toda su existencia entre los años 1981/86.
Fue emocionante sentir todo el cariño que pusieron estos teatreros en recordarnos y darnos su calidez. Fue emocionante estar parado, una vez más en el escenario del Teatro 3 de Febrero, con las luces al frente, con la sala llena y con casi todos mis compañeros de sueños, ensayos, luchas y logros.
Tal vez debí decir unas palabras cuando me ofrecieron el micrófono, pero la emoción pudo más y simplemente enmudecí.
Fue muy fuerte volver a encontrarnos, con algunos no nos veíamos desde hace veintipico de años. Sé que el recuerdo desdibuja las cosas y magnifica otras, pero coincidimos en casi todas nuestras imágenes.
Pudimos analizar qué habíamos hecho con otra visión. La carga política y de resistencia que tuvo nuestra actitud en esos finales de la dictadura y comienzos de la democracia en Argentina.
En aquel momento sólo éramos un grupo de jóvenes de distintas edades, yo tenía 20 años, era papá reciente (de hecho Ana mi hija aprendió a gatear en los escenarios de los ensayos) había cambiado la carrera de medicina por la Escuela de Arte y junto a mis amigos y compañeros queríamos devorarnos la libertad de un bocado.
Esa libertad que nos había sido escamoteada durante ocho años nosotros queríamos tragarla sin siquiera sentir el sabor, era una necesidad urgente.
No sé lo que quiero pero lo quiero yá, cantó Luca Prodan en esos tiempos.
Coincidimos en el recuerdo que nuestros colegas teatreros y los funcionarios culturales de la época, dictadura y primera democracia, nos miraban de reojo, por encima del hombro o no nos miraban directamente.
Ahora se dice que fuimos vanguardia, en aquellos momentos nos sentimos solos, y nos apoyamos y abroquelamos entre nosotros.
Eramos un combo de desparpajo, estética punk, ruptura del espacio escénico, presencia constante de los textos de Brecht, las enseñanzas de Alberto Ure y por sobre todas las cosas la dirección de Juan Carlos Rodríguez F. Que viajaba desde Santa Fe tres veces por semana para conducir, enseñar y canalizar toda esa energía.
Creo que fuimos el grupo teatral con más allanamientos policiales (aún en democracia, hay que aclarar) apercibimientos de Dirección de Trabajo, Impositivos (querían que paguemos impuesto???), SADAIC, Salubridad, etc.
Comenzamos trabajando en un galpón prestado, que reciclamos cuanto pudimos, luego en un sótano que alquilábamos y que se inundaba cada vez que llovía. Nuestras escenografías se construían con deshechos, con tablados de madera que le robábamos a la compañía de luz, con papel de diario y basura reciclada. Y lo hicimos.
Y hasta vino el servicio cultural de la Embajada de Francia a hacer un documental.
Y nos cerraban la sala por falta de matafuegos, y allanaban por ruidos molestos o por mal aspecto de los integrantes. Tengo el recuerdo de policías armados entrando, el director diciéndoles pasen señores y mi hija junto a otros niños de la compañía gateando en la alfombra que usábamos para hacer expresión corporal.Y pudimos, hasta que esa energía fue entrópica y nos devoró y salimos por diferentes caminos.
Y ayer fui feliz sabiendo que alguien, tan gentilmente, recuerda nuestros nombres.
Quedaron en el olvido los nombres de oscuros funcionarios de cultura que ponían palos en la rueda.
Quedaron en el olvido los eventuales colegas culturales que nos criticaban por nuestra búsqueda estética.
Pero hubo gente que nos paró en ese escenario, que proyectó trozos de video de obras de 1985 que saturaron colores, que saltaba la imagen pero estaba allí nuestro testimonio de reflejar culturalmente una época.
Estaba el flaco Rodríguez diciendo “ la ficción ha muerto, la realidad ha triunfado” al final de una obra hermosamente horrorosa como fue Tubo de Ensayo, que era ni más ni menos lo que veíamos a diario puesto en un escenario.
Gracias Metamorfosis y Uppa por darnos esta alegría y hacernos sentir que valió la pena.
Gracias flaco Rodríguez por abrirnos puertas que nos mostraron que podíamos saltar el alambrado saliendo del corral para movernos libremente por el campo.
Gracias por enseñarnos.
Y lo mejor de todo fue comprobar que de los 20 integrantes de este combo anárquico la gran mayoría sigue trabajando en ámbitos de la cultura.
Construyendo una cultura que nos haga más libres e independientes.
Como personas y como país.
Gracias, no me arrepiento.
















1 comentario:

Murizarte dijo...

UNO ES ADRIAN BADARACO, Y LA RUBIA???